22 abril, 2010

Instrucciones para revivir el “en mis tiempos”

Qué va de esos tiempos en que esperábamos con ansias que diera la hora para salir a jugar. Siempre apurabas tus quehaceres diarios que consistían en; comer, levantar tus platos, lavarte los dientes, hacer la tarea y cambiarte para salir a jugar.
Bendita hora de juego, no la cambiábamos por nada, era lo más cercano a la independencia. Ahí nadie te molestaba porque no tendieras tu cama, por haber sacado 6 en matemáticas o por no recoger tus zapatos. Ahí todo era emoción.
nunca estabas seguro de qué se jugaría esa tarde, lo que sí sabías era que perderla era imperdonable. Aquellas tardes en que tenías que acompañar al súper a tu mamá o tenías que ir al dentista eran eternas, y el tiempo se pasaba más lento. En esos momentos tu mente estaba en la calle, donde sabías que ya estaba aguardando tus amigos para que te integraras al juego.
Los juegos no necesitaban una conexión a internet; sólo una pelota, un bote, un gis o mucha imaginación.
Qué va de eso al ahora. La añoranza de aquellos tiempos nos hace pensar que irremediablemente ya estamos creciditos, que podemos ver a las nuevas generaciones y recordar a la distancia cómo se hacía las cosas en “nuestros tiempos”, frase que cuando la escuchábamos la relacionábamos con las personas mayores, aquellos que no entendían nuestro presente. Hoy somos esas personas mayores, aquellas que todavía no comprendemos cómo se puede preferir la tecnología a la interacción humana. Quizás algún día lo lleguemos a entender, o quizás no, lo más seguro es que en ocasiones se nos salga de la boca esa frase impensable “en mis tiempos”.
Como ya estoy resignada que la brecha generacional ya ha sido bastante amplia, tras una plática bastante fructífera con mi amado novio y mi cuñada, llegué a la idea de hacer una recopilación de aquellos juegos que, al menos en mi infancia, fueron los causantes de muchos moretones, raspones, caídas, gripes y hasta llantos (cuando la caída era muy fuerte) pero eso sí, de muchas horas de diversión.

Los listones.
Integrantes: de preferencia más de 5
Roles: la vieja Inés, el vendedor y los listones de colores.
Instrucciones: alguien del grupo se encargará de ser el vendedor de los listones de colores, puede irse rotando al que vaya llegando a salvo.
Alguien va a ser la vieja Inés, quien se encargará de ir a comprar un listón del color que ella (o él) elija.
Los colores son los integrantes restantes, ellos escogerán un color que sólo sabrán entre ellos, para evitar la confusión.
La vieja Inés pedirá un color al vendedor y éste, que también sabrá qué color de listón es cada integrante dirá si hay o no hay. En caso de adivinar el color de algún listón, éste automáticamente saldrá corriendo. La vieja Inés, con todo y sus años, saldrá corriendo para poder atrapar al listón que se le escapó. Si lográ atraparlo, el listón en automático se convierte en la vieja Inés y se retoma la mecánica del juego.
El juego se canta así:
Toc, toc,
¿Quién es?
La vieja Inés
¿Qué quería?
Un listón
¿de qué color?
Rosa
No hay…
Verde
Tampoco hay
Azul…
(en caso que haya azul, que Dios lo ayude para que no lo atrape)

13 abril, 2010

¡gracias a todos!

me han dado ventaja en el scrabble y ganas de una nueva partida, la cual les deberé la gloria a ustedes...

11 abril, 2010

utilizo este espacio para un servicio social (que sólo me benefia a mi)
a últimas, mi mente ha estado tratando de encontrar palabras que terminen con letra U en nuestro idioma, sin embargo mis esfuerzos no han rendido frutos. así que yo les pregunto, ¿se saben alguna palabra con la que puedan colaborarme?

09 marzo, 2010

Pa' retomar

La noche no parecía a ninguna otra que les hubiese tocado en alta mar. El sacerdote soltaba jaculatorias a cada momento pues presentía que algo iba a pasar. De antemano sabía que la barca en la que buscaban su salvación no resistiría una tormenta, pues sobrepasaban el cupo que ésta podría sostener, sin embargo la desesperación hizo que estos diez personajes que les voy a presentar, zarparan a encontrar un pedazo de tierra que los alejara de aquella ola de destrucción que había tocado al pequeño pueblo de San Carlo.
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El sacerdote Ramírez había sido mandado de la capital, para poner orden en San Carlo, que más que católico, parecía venerarse a sí mismo, todos tan distinguidos, tan de buenas costumbres que parecían no necesitar la religión para vivir. Por ello, el padre Ramírez se dio a la tarea de colarse en las más altas esferas del pueblo para influir, por consiguiente, en los demás habitantes.
En la barca iban Rodrigo, un abogado en ciernes que se había casado con Eugenia quien también iba a bordo, ella sufría serios desequilibrios mentales que eran provocados por sus nervios, por lo cual, Rodrigo siempre traía en su maletín frascos de sedantes que le habían medicado antes del desastres que acabó con su pueblo.
Jorge era un excepcional Violinista, que había salido del pueblo para tocar ante la corona española, sin embargo la fama en ese pueblo es como una maldición, comenzó a consumir drogas y quedó en quiebra, lo que lo orilló a involucrarse en el tráfico de drogas, después de 7 años, a los 46 años de edad, Jorge quedó en libertad retomando la pasión que le había sido todo en la vida, el violín. Para su mala suerte en la barca Iba a bordo Ignacio, un policía con una vocación indiscutible, había sido ganador de medallas al mérito, pues era un hombre recto, como pocos. Ignacio sentía el deber de vigilar a Jorge debido a su historia, muy conocida por todos los pasajeros de aquella barca.
Martina era una doctora de 36 años de edad, ya había pasado su edad de merecer. Se había quedado sola a causa de un problema que la atormentaba cada día. A los 20 años se enamora de un compañero de la facultad de medicina, el flechazo fue inmediato. Ambos se mudaron a vivir juntos y al terminar la carrera decidieron que ya era tiempo de encargar familia. Sin embargo los intentos no dieron frutos, Martina se trastornó tanto que hizo que su novio se fuera de su lado, pues la obsesión la había comenzado a carcomer. Sola se hundió en una tremenda depresión, pero muchos años después, sólo le queda resignarse a que nunca será una mujer completa, pues jamás conocerá el poder de dar vida.
Lucía era una muchachita que prefirió escoger la vida doméstica a muy temprana edad. A los 16 años con los que contaba en ese momento, ya cargaba en su vientre a un pequeño de 4 meses. No era muy brillante para eso de la escuela, por eso no fue nada extraño que decidiera dejarla, se enamoró perdidamente de su esposo, Manuel, pero este murió en aquella catástrofe que sacudió el pequeño pueblo donde vivían.
San Carlo era un pueblo habitado por muchos personajes; el violinista que había sido parte del narco, la loca hija de un acaudalado comerciante, la doctora infértil y como si fuera poco, vivía un travesti que por mucho tiempo había sido el escándalo más grande. Cristian o Perla, como se hacía llamar, era un hombre que había quedado huérfano desde muy pequeño. Su padre había sido dueño del banco del Norte mientras vivió, y después se lo heredó a su pequeño para que tuviera una vida muy holgada si él fallecía. Primero murió su madre, luego su padre, quedándose a cargo de su institutriz. El gusto por la falda y los tacones lo tuvo desde que recuerda, se colaba al cuarto de su madre, intacto desde que murió y se ponía su ropa, sus perfumes y sus zapatillas. De grande, y por el puro gusto, se prostituía, usando su casa como burdel.
Para completar el cuadro, a bordo de la barca se encontraba Jesús, un joven que se había marchado a estudiar a la ciudad, a una de las escuelas más prestigiosas en materia de Arquitectura. Ahí conoció a Carlos. Él siempre se había sentido diferente, ninguna chica de San Carlo jamás había llamado su atención, a pesar de las insistencias de su pesada madre, Doña Catalina. Carlos había despertado en él y para siempre, un inagotable deseo hacia el género femenino. Al término de su carrera, regresó a San Carlo con un aire diferente, era más femenino de costumbre, su madre al notarlo lo quiso obligar a casarse con alguna buena chica, sin embargo Jesús se opuso e hizo públicas sus preferencias. Doña Catalina le retiró el habla y nunca más permitió que nadie le hablara de su hijo otra vez.
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Alrededor de las 8 de la noche, la oscuridad se había tornado roja. El cielo parecía guardar el mismísimo fuego del infierno. Unos rayos rompían la inmensidad del firmamento y los truenos que le siguieron, pusieron a temblar a todos y cada uno de lo que iban en la barca.
Se desató una tormenta horrorosa. La poca estabilidad que tenía la barca no era suficiente para proseguir. Las olas se alzaban tanto que voltearon el pequeño navío haciendo que sólo seis de los diez pudieran salir a flote.
Con el pesar en sus rostros terminó la tormenta, muertos de frío y consternación por haber perdido a sus compañeros de viaje del modo en que sucedió los dejó sin habla un buen rato.
El silencio se rompió cuando Ignacio, se levantó con asombro y dio un grito que estremeció la inmensidad del mar – ¡Tierra! ¡Puedo verla, ya estamos cerca! – los restantes se quedaron sentado, no por falta de ganas de pararse a bailar y festejar, sino porque sabía que cualquier movimiento en falso podría provocar una tragedia.
Les regresó el ánimo al rostro, la poca comida que había podido llevar a bordo se perdió en aquella noche de tormenta, el hambre ya había invadido a cada pasajero, la desesperación de no encontrar tierra los había comenzado a invadir.
Después de un par de días más llegaron a tierra; Martina, Ignacio, Lucía, Jorge, Jesús y Rodrigo, a una isla que se presumía ante sus ojos, inmensa e imponente. Al principio sintieron alegría y corrieron a buscar frutos para poder alimentarse
Ellos no lo pensaron, pero en adelante, ellos se encargarían de poblar aquella isla. Tendrían que hacerse de la inteligencia necesaria para formar una comunidad que no tenga los prejuicios que tenía San Carlo. Los que sobrevivieron se desharían de sus tabúes para planear un nuevo pueblo. Cada integrante aportó algo para la comuna; Martina fue la encargada de la salud de los habitantes, fue la partera en el nacimiento del hijo de Lucía y comenzó a estudiar el poder de las plantas medicinales de la isla.
Rodrigo hizo un consenso para establecer las normas de la isla, Jorge comenzó a escribir en las hojas de las mafafas las canciones que tocaba con su violín, que logró salvar y llevarlo a la isla. Lucía dio a luz a un hermoso y fuerte niño, el primer habitante de la Isla. Jesús hizo uso de los materiales existentes para crear diseños para cada necesidad de los habitantes y para construir las viviendas, todos cooperaron para la construcción. Ignacio con su arma, se encargaba de proveer la carne que lograba cazar. Así los habitantes del extinto San Carlo comenzaron una nueva vida, convencidos que sobrevivieron exactamente los que tenían que ser para poder comenzar de nuevo.

06 agosto, 2009

aquella nOche de lluvia

quiero compartirles algo que escribí no sé cuándo, y que lo encontré recientemente, me parece interesante porque hace tanto no escribo así.

de pronto un fuerte estruendo interrumpió la imagen de la TeVe, el ventilador disminuye su intensidad y ésta pobre amargada coienza a escuchar sólo el ruido de sus pensamientos.
-creo que se fue la luz... ¡pero, cómo que crees!... ¡qué no ves que es obvio!
no se ve nada más que mi reflejo que poco a poco se desvanece del televisor, dejando atrás series de imágenes que no estaba viendo ni escuchando, pero evitaban el continuo abatimiento de lo que se va y regresa a mi cabeza.
-¿qué no son vacaciones? no lo parecen.
poco a poco me fundo en el silencio exterior para adentrarme en el profundo grito que retumba en mi cabeza.
el ventilador da su última vuelta.
-¿será posible que no regresará pronto la luz?
sólo escucho el sonido de la lluvia al caer o chocar contra el techo y uno que otro relámpago que rompe con la oscuridad de la noche, trayendo consigo el grito de un trueno recién parido.
-deseo salir y abrazarme de lluvia, no importa que pesque un resfriado, al menos habré callado mi cabeza... ¡lo voy a hacer!
comienzo mojándome in pie que asoma con temor, tal vez sienta que es necesario asegurarse que es agua, y lo es, agua fría que golpea de apoco, pero no importa. el patio está lleno de agua que cubre mis pies y la lluvia paree que no cesará nunca.
de pronto una camioneta pasa y me aterriza en mi realidad. mi tonta cabeza había imaginado cómo sería quitarse los miedos y salir a mojarse en aquella noche de lluvia.

31 julio, 2009

carta de mi casicumpleañOs

la fecha de mi cumpleaños siempre es especial para mi. no por codiciar regalos, o por ser un año más vieja, sino porque siempre es el pretexto ideal para cumplir propósitos y para hacer una reflexión de lo que es y ha sido mu vida en este año. definitivamente no fue un buen año, pero tampoco puedo negar que ha traido cosas muy buenas a mi vida.

no soy ni mejor ni peor, soy diferente. que cambié, que mudé de vicios, que encontré buenas personas y dejé a algunas que quizá valga la pena rescatar. me di cuenta que necesito mayores responsabilidades que me saquen de la apatía inmensa en la que se ha sumergido mi mente, pero también descubrí que soy capaz de sobrevivir a batallas enardecidas sin salir vencida.

sé que ahora soy más fuerte, y aunque no puedo en este momento ver nubes de algodón de azúcar, me siento más viva que nunca, porque he superado una parte de mi vida que no creí que terminaría. ya derrumbé muchos obstáculos personales que me mantenían estática, y aunque me hicieron mucho daño, ya no permitiré que sigan robándome el oxígeno.

aprendí a enamorarme y a ilusinarme a pesar de vivir en un espacio donde veía que ese sentimiento se derrumbaba a pedazos. estoy a punto de iniciar un nuevo recorrido en mi vida, con paciencia, con temple y con resignación.

después de 22 años, me doy cuenta que soy feliz por ser quien soy y vivir en este lugar, de ser amiga de mis amigos, novia de mi novio, hija de mis padres, aunque eso arrastre muchos pesares, y ser la que está frente a pancha (mi lap) escribiendo de nuevo.

estoy a una semana de cumplir años, y mi mayor propósito es ser la mejor versión de mi, como sea posible, pero siempre ser yo, aunque esto no le agrade a alguno. feliz casicumpleaños a mi... X)

24 julio, 2009

seré el sabor de un beso en el mar, seré inmortal porque vivo en tu destino




LOVG - inmOrtal

17 julio, 2009

hOy que nO estás aquí

hoy que no estás aquí, sé que quiero estar contigo. sé que la puedo pasar bien, pero que la pasaría mejor si estás a mi lado.

hoy que te acabas de ir sé que te extrañaré, pero que aprenderé a tenerte cerca sin que estés aquí. sé lo mucho que te quiero.

hoy que no estás aquí sé que te quiero, te quiero mucho y que no me da miedo nada porque aunque no estés presente, estás aquí, conmigo.


miss u

08 julio, 2009

cOsas en mi cabeza

1.- el amor no se compra.

2.-la gente no cambia, y menos si no hay compromiso.

3.-la felicidad está en lo simple y en lo que nunca creí.

4.-a los amigos no se les ruega.

5.-los celulares se descomponen.

6.-decir algo que no sientes siempre termina costandote caro.

7.-no hay necesidad de quedar bien con las personas que te quieren.

8.-hace falta asumir responsabilidades.

9.-la gente siempre cambia de opinión.

10.-hay personas por las que no vale la pena seguir luchando.

11.-empieza la cuenta regresiva para mi cumple.

12.- hoy extraño a un par de personas.

13.-mañana seguramente te voy a extrañar.